„Por falta de autoconfianza la gente se aferra al miedo“

Para Santiago Portilla Rosales el problema del Corona-Virus no es el virus en sí, sino el bajo desempeño del sistema inmunológico de la población en general. El antropólogo y naturópata ecuatoriano habla sobre el pánico en momentos de crisis, la mirada limitada de la medicina occidental y propone una revisión de nuestros hábitos para prevenir cualquier enfermedad.  

 
4 de marzo de 2020, Quito. – El Corona-Virus ha llegado a América Latina. Se lo ha registrado en México (5 casos), Brasil (2), Republica Dominicana (1), Argentina (1) y Chile (1) y en unas pequeñas islas caribeñas pertenecientes a países europeos, donde se han confirmado dos casos. El 29 de febrero Ecuador se sumó a esta lista y hasta el día de hoy se conoce de siete casos confirmados. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han registrado casi 91.000 casos a nivel mundial, entre los que 3.100 personas han fallecido. Cabe destacar que a pesar del pánico, potenciado por algunos medios de comunicación masiva, tanto en las Américas como en otras partes del planeta, la ola de contagio en total está bajando y el numero de recuperación va en aumento. En China, por ejemplo, un funcionario del gobierno informó el domingo pasado que más del 50 por ciento de los pacientes con COVID-19 han recibido el alta médica. 
 
En Ecuador el Ministerio de Salud se enfrenta a una segunda epidemia que también se propaga alrededor del globo, la del pánico. Sin embargo, el especialista en epidemiólogia Alfredo Bruno, del Instituto Nacional de Investigación en Salud Publica, explica que alrededor de 80 por ciento de los casos de contagio “pueden ser prevenibles y leves, y muy pocos casos se van a complicar”. Bruno destacó la importancia de “bajar la percepción de riesgo”, y mantener un sistema inmunológico fuerte. Sus recomendaciones: comer bien, dormir bien, hacer ejercicio y evitar el estrés.
 
Son los mismos consejos que Santiago Portilla Rosales da a sus pacientes. Desde hace días el naturópata y antropólogo Quiteño responde a las inquietudes de quienes acuden al Centro de educación para la vida, de la cual Portilla es director. Muchos le contactan también a través de las redes sociales. En la conversación con Radio Periférik y mutantia.ch recalca que solamente las personas con las defensas bajas enfrentan un riesgo serio para su salud ante un posible contagio de COVID-19. “Quince por ciento de los afectados por el coronavirus presentan síntomas de gripe y solo un cuatro por ciento llega a cuadros mas intensos. Y casi todos son de la tercera edad, que ya presentan problemas de salud como diabetes, hipertensión o problemas pulmonares”. 
 
 

Santiago Portilla, ¿cuáles son las preguntas más frecuentes que usted está respondiendo respecto del Corona-Virus?

La gente me pide recomendaciones sobre qué hacer frente a esta epidemia. Está preocupada de estar contaminada y pide más información.

 

¿Y qué recomienda usted? 

Debemos reflexionar en lo siguiente: si nosotros estamos con las defensas bajas y un sistema inmunológico debilitado, no solamente vamos a sentirnos afectados por el Corona-Virus, sino por otras infecciones que hoy en día son muy comunes, sea del sistema respiratorio, hepáticas, de la sangre o de las vías urinarias. Es decir, el problema no es el Corona-Virus sino nuestra baja inmunidad.

 

Suena como si el Corona-Virus fuese solo un tema más dentro de la salud humana.

Así es. En 2009 tuvimos una influenza que fue una pandemia mundial y antes, en 2003, tuvimos un tipo de Corona-Virus llamado Sars. Llegó la gripe porcina, llegó el ébola. Si estamos con una buena inmunidad, no sufrimos ningún malestar por el Corona-Virus. Además, los libros más autorizados de la Organización Mundial de la Salud presentan de 600 a 700 enfermedades virales. Un 80 a 85 por ciento de las personas que se contagian del cólera, del dengue, de la malaria, del paludismo o de otras enfermedades tropicales no sufren ningún tipo de síntomas.

 

“El pensamiento occidental mira lo minúsculo, mientras que el pensamiento no occidental se detiene en los modos de vida.”

 

Sin embargo, la gente entró en pánico y compró mascarillas, alcohol y alimentos para prepararse. ¿Por qué esta reacción? 

Por desconocimiento. Las personas no tienen ningún sentido de autoconfianza en su organismo. Confían en la empresa donde trabajan, en las capacidades profesionales y sociales o en mantener una familia con una convivencia relativamente amorosa. Pero no tienen confianza en su salud. Porque la salud supuestamente no depende de lo que hacen en su día-día. Entonces, si no dependen de ellas, inmediatamente después de recibir cualquier información de amenaza o de que su salud está afectada por algo, salen desesperadamente a buscar apoyo y a pedir socorro.

 

¿A qué se refiere cuando habla de desconocimiento?

A que estas personas que se aferran al miedo, como actualmente está ocurriendo tras los contagios del Corona-Virus, han sido educadas por un sistema de asistencia médica que les quita por completo su potencia personal de actuar frente a una enfermedad. Los médicos les dicen que la hipertensión es hereditaria, que el asma es por el ambiente, que el lupus es una enfermedad auto-inmune, que hay cientos de enfermedades genéticas y miles de enfermedades virales y bacterianas. Pero les quitan una responsabilidad importante: investigar porqué se están enfermando. 

 

¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Yo he investigado a fondo sobre las organizaciones mundiales vinculadas a la asistencia médica occidental y quiero aclarar que no es un tema de mala fe. De eso estoy convencido. El problema es que la medicina occidental tiene una mirada completamente externa de la enfermedad. 

 

¿Qué significa eso?

Que se centran en la enfermedad y no en el modo de vida que conduce a que las personas se enfermen. En la Medicina Tradicional China (MTC), por ejemplo, la salud es un modo de vida con respeto al orden del Tao, del Yin y Yang, de la naturaleza y de las leyes universales. La salud apenas es un efecto de un modo de vida ordenado. Lo mismo ocurre en la medicina ayurvédica de India que busca el equilibrio entre las energías esenciales a través de una buena alimentación, una buena higiene, buenas relaciones sociales y buenos vínculos en el trabajo. Para Hipócrates, padre de la medicina occidental en Grecia, la salud era concebida como un modo de vida donde existe moderación, es decir, donde no hay excesos ni carencias. Para la medicina chamánica acá en América, la salud es el resultado de cuatro armonías: personal, familiar, con la sociedad y con la naturaleza. Quiero decir: la visión no occidental de los sistemas de asistencia de salud en todo el planeta se centra en los modos de vida. La visión occidental, en cambio, define a la salud como la ausencia de enfermedades y el estado de completo bien estar sin explicar como se puede llegar a este bien estar. Los médicos realizan investigaciones con el microscopio, con el ecosonograma o con la tomografía sin ver el modo de vida del enfermo. El pensamiento occidental mira lo minúsculo, mientras que el pensamiento no occidental se detiene en los modos de vida.

“Los virus no son enemigos, sino son alarmas que nos están indicando que nosotros estamos perdiendo la vida y que no estamos respetando nuestro cuidado personal que debe ser sagrado”: Santiago Portilla Rosales.   FOTO: Emilio Bermeo

Mencionó la importancia de generar autoconfianza en las personas para fortalecer su salud. ¿Para qué?

Para que sean más sanas y por lo tanto independientes. La salud se puede comprender mirando una mano con cinco dedos. El dedo más importante de la salud es aprender a alimentarnos. De ahí tenemos que ejercitar nuestro organismo, respirar bien, descansar y no dañar a la naturaleza. En estos cinco principios existe la profunda autoconfianza de que nosotros podemos mantener nuestra inmunidad. 

 

¿Para enfrentar enfermedades como el Corona-Virus?

Nos ayudan a enfrentar cualquier crisis, no solamente la del Corona-Virus. La base de la inmunidad es la alimentación apropiada y el azúcar es el ingrediente número uno que baja nuestras defensas. Pero, ¿qué desayuna la gente? Café con leche, azúcar y pan azucarado, a lo mejor con mermelada y un jugo de fruta que contiene un 95 por ciento de azúcar. Entonces, desde la mañana empezamos a perder nuestra inmunidad. Dudo que en las ciudades se coma azúcar, panela, miel o cualquier edulcorante menos de tres veces al día. 

 

En ese sentido, ¿la situación actual nos puede servir como oportunidad para revisar nuestros modos de vida? 

Justo hace unos años escribí un libro con el título Lo maravilloso de la enfermedad. Hay dos caminos para afrontar la enfermedad: el que nos enseña el sistema médico occidental o el otro ya mencionado más arriba. En general, la mayoría de la gente toma el primer camino, el del sufrimiento y el dolor, el de la dependencia y la incomprensión. Pero no porque la gente sea boba, sino por la información que ha recibido y la concepción de que la enfermedad no tiene nada que ver con uno mismo. Frente a este camino que es el camino de la desesperación, de la ignorancia y de los gastos, existe otro: el de la auto-observación y de la autocrítica.

 

¿Qué implica ese otro camino?

Por ejemplo, comprender que si mi negocio está yendo mal es porque tengo algo que aprender y no simplemente echar la culpa al sistema político. Si yo estoy con un problema tengo que hacer una autocrítica y darme cuenta en qué forma estoy fallando yo. En cuanto a la enfermedad, tenemos que saber que, si una persona mete su dedo en la llama, se quema. Es una experiencia para darse cuenta que algo está haciendo mal. Igual, si como algo pesado y me da gases o diarrea, tengo que tomar consciencia de lo que me pasa y no repetirlo.

 

Entonces, ¿qué es lo que podemos aprender del Corona-Virus? 

No tenemos que combatirlo, sino aumentar las defensas. Como todos los virus y bacterias, el Corona-Virus es como un mensajero que llega y nos dice: Señor, usted está perdiendo su vitalidad. Tiene que aprender un modo de vida más saludable. Si usted no se cuida, yo voy a seguir señalando la realidad profunda en la que usted está viviendo. Los virus no son enemigos, sino son alarmas que nos están indicando que nosotros estamos perdiendo la vida y que no estamos respetando nuestro cuidado personal que debe ser sagrado. Estamos incumpliendo nuestro deber de cuidar nuestros riñones, nuestro estómago, nuestro hígado. Es algo que los animales lo hacen por instinto. O sea: no estoy inventando nada, la salud es natural.

 

Entrevista: Romano Paganini (mutantia.ch)

Investigación: Daniel Ramos (mutantia.ch)

Foto principal: Conoce los diferentes sistemas de salud de cerca: Santiago Portilla Rosales en su consultorio en Quito. (Emilio Bermeo/Radio Periférik)

Video: Felipe Mena (Radio Periférik)

 

+ + + Trabajo colaborativo entre Radio Periférik y mutantia.ch + + +