“Para lo colectivo se necesitan personas sanas”

Jorge Calero es biólogo, padre, Sheik y Co-fundador de la Eco-Aldea Atlántida en el sur occidente de Colombia. Para él las guerras y pandemias son parte de la evolución humana. Incluso ve necesario que algunas personas y grupos se sacrifiquen para que la humanidad pueda sobrevivir. Una conversación con este hombre de medicina sobre lo importante de la primera bomba atómica, los límites de la lucha no-violenta y lo personal en la gestión de la Paz.     

18 de mayo de 2022, Eco-Aldea Atlántida (Popayán), Colombia. – Lo que está en el camino, es el camino. Son las palabras de Samuel L. Lewis, maestro Sufi, activista de paz y horticultor de California, Estados Unidos. Además, el practicante de meditación Zen es el fundador de las Danzas de Paz Universal, una práctica espiritual para armonizar cuerpo, mente y respiración y que empezó a brotar en América Latina a partir de los años 70 del siglo pasado (detalles en el box, más abajo).

En abril, después de dos años de pausa, las y los danzantes de Paz volvieron a encontrarse en la Eco-Aldea Atlántida en el suroccidente de Colombia. Vinieron alrededor de 140 personas para danzar, cantar, meditar y para conocer otras formas de vida, por ejemplo: la sociocracia, la comunicación no-violenta o el “Art of hosting“ (“El arte de ser anfitrión“). El mensaje central del campamento 2022: no engancharse con el sufrimiento y no seguir tejiendo pensamientos malignos con nuestra mente.  

Co-organizador de este encuentro anual fue Jorge Calero Arjun, alias El mono. El hombre de 44 años, oriundo de la ciudad de Cali, vive hace más de diez años en la zona. Además de ser co-fundador de la Eco-Aldea Atlántida ayudó a establecer la Red de Eco-Aldeas de Colombia y de América Latina. Un día antes de que terminara el encuentro Jorge Calero fue nombrado como Sheik, o sea, líder espiritual dentro del sufismo; esto significa que ha recorrido las dimensiones internas y místicas del Islam. 

“La Paz social empieza con la construcción interna de cada persona”, dijo durante nuestra entrevista en su casa de madera. “No podemos construir lo colectivo si no hay individuos saludables.”

 

Jorge Calero Arjun, Danzas de Paz Universal suena lindo, pero ¿qué es la Paz?

La Paz no es la ausencia de conflicto, ni de dolor ni de problemas. La Paz, tanto a nivel personal como a nivel social, es la capacidad de poder gestionar las dificultades inherentes a la vida, sin que esta gestión nos tome como prisioneros, y que seamos conscientes de que la vida no es un cielo perfecto. De hecho, la vida es difícil: nacer es difícil, sembrar la tierra es difícil, morir es difícil. Al final se trata de una buena gestión. 

 

¿Cómo se gestiona la Paz?

La pregunta es: cómo podemos navegar nuestra reactividad. ¿Cómo puedo enfrentar una dificultad, cada vez que se me presenta? Lo importante es saber diferenciar entre lo que pasa en nuestra mente y lo que pasa en nuestro cuerpo. El mal manejo de un conflicto, de la turbación, de la reactividad, es manejarlo desde la mente. Desde la mente empezamos a tejer opiniones y versiones de la historia, y se van acomodando a lo que uno siente. Pero primero tenemos que identificar la sensación dentro de nuestro cuerpo, después de haber perdido la Paz interna. Y desde allí disolverla. Una vez aprendida la gestión individual de los conflictos, podemos convertirnos en facilitadores de que eso se de a nivel de la comunidad o de la sociedad. Pero no podemos construir lo colectivo si no hay individuos saludables, eso es obvio.

 

¿Eso es obvio?

Si, creo que eso es obvio. No podemos tener un sistema saludable si partes de ese mismo sistema que lo constituyen no son saludables. 

“Todavía tenemos esa obsesión de dominar, porque no nos hemos sanado”: Jorge Calero, Co-fundador de la Eco-Aldea en las afueras de Popayán, Colombia, durante el encuentro de Danzas de Paz Universal en abril de 2022. – FOTO: C. Os

¿Qué significa eso a nivel macro, a nivel de la sociedad?

Para poder responder a esta pregunta tenemos que hablar primero de los traumas colectivos a lo largo de la historia de la humanidad. Si consideramos la humanidad como un solo ser en evolución podríamos decir que la humanidad tuvo una muy larga infancia donde aprendió a gatear, a caminar, a probar, a hablar. Aprendimos a manejar el fuego, a cooperar en sociedad y a entender cómo son las jerarquías dentro de un clan. Pero todavía no dominábamos la tecnología y las herramientas, y tampoco estábamos en la cima de la pirámide alimenticia. Más bien estábamos abajo con los carroñeros: casaba el león, las hienas comían las sobras y nosotros nos peleábamos con los buitres por lo que quedaba. Porque a los buitres pudimos espantar con palos y piedras. Lo que nos salvaba -ya que tuvimos un manejo rudimentario de las piedras- era la médula ósea de estos cadáveres, que es altamente nutritiva y a la que los otros animales no tenían acceso. 

 

¿Y dónde está el trauma colectivo del cual habla?

En qué durante la incubación de la especie humana -quiero decir, durante miles y miles y miles y miles de años- estábamos en la base de la pirámide alimentaria y muy expuestos a los peligros de ser cazados por los carnívoros. Nuestros antepasados pasaron generaciones y generaciones frente a los peligros, tratando de defenderse con un palo caliente, sacado del fuego. Tenían pánico de saber que desde este mundo natural podía venir la garra a llevarse a tu bebe, a tu niño de diez años, a tu señora o a ti mismo.

 

“Los Sapiens cuando se fueron mudando a diferentes partes del planeta
con el pleno uso de sus capacidades fueron acabando con todo.
Y eso todavía sucede, inclusive aquí donde vivo.”

 

O sea, durante miles de años actuamos desde el miedo. 

Son miles de generaciones que han vivido dentro de una fragilidad brutal y totalmente traumatizada. Entonces, cuando salimos de la base de la pirámide y nos volvimos depredadores de alto nivel, ahí empezó la historia. Lo de antes, se conoce como la pre-historia.  

 

Ahí empezamos a matarnos. 

Empezamos a tener la capacidad tecnológica, y salimos a actuar inconscientemente desde nuestros traumas y desde nuestra necesidad de seguridad. Lo que se manifestó primero, a través de armas como arco y flecha, fue evolucionando a murallas de castillos y al final: la bomba atómica, en el siglo pasado. Ahora cualquier presidente lo justifica con el pretexto de la seguridad nacional. Es una necesidad de refugio que viene desde muy adentro porque no hemos sanado este trauma colectivo. Por eso los Sapiens cuando se fueron mudando a diferentes partes del planeta con el pleno uso de sus capacidades fueron acabando con todo. Y eso todavía sucede, inclusive aquí donde vivo.
Veo a los muchachos que andan con el machete por el monte y matan cualquier culebra inmediatamente. Vas donde los indígenas y pasa lo mismo, es decir: lo salvaje es un peligro. Una araña, ¡mátala! Un alacrán, ¡mátalo! Y en un marco más grande, un bosque: ¡tálalo! Un pantano: ¡sécalo! Todavía tenemos esa obsesión de dominar, porque no nos hemos sanado. Les pregunto a los muchachos, ¿por qué matan a la culebra? Y responden: ¿Qué tal si es venenosa? En vez de identificar y convivir preferimos la bomba atómica. 

Después de dos años de pausa, debido a la pandemia, las y los danzantes de Paz se encontraron de vuelta para celebrar las danzas sagradas de diferentes culturas alrededor del planeta. – FOTO: Caro Os

Hablando de armas nucleares: estamos frente a una guerra en Europa donde ha vuelto la amenaza inmediata de la bomba atómica. Si seguimos con la analogía de que la humanidad pasa por diferentes etapas de la vida -igual que cada persona- ¿la bomba atómica sería parte de nuestra pubertad?       

Se puede decir, sí. De hecho, la primera bomba atómica en Hiroshima en 1945 ¡fue importantísima! Así la humanidad pudo presenciar su propia capacidad de destrucción, y dijo: ¡Uy, eso fue demasiado! Pensábamos que después de la guerra fría en el siglo pasado el tema ya estaría resuelto pero ahora Putin nos muestra que no está nada resuelto. En realidad, no hemos resuelto ni la bomba atómica, ni lo del cambio climático ni otras posibles catástrofes. Y lo del Covid-19 es parte de eso, claro.  

 

Llevemos este análisis a los conflictos ambientales en América Latina. La lucha, por ejemplo, contra la minería, es una lucha de resistencia. ¿La resistencia sigue siendo la medicina adecuada para hacer frente a los invasores, teniendo en cuenta que la humanidad pretende salir de su pubertad? 

Primero, esta transición no es de años sino de décadas. En algún momento llegará la posibilidad de decir: Ah, ahora entiendo. Respecto a las luchas de resistencia acá en América Latina: Creo que el desafío que tienen los pueblos originarios, que son los que más hablan de resistencia y de invasores, no solo es resistir. La presidenta de la constituyente en Chile, que dio el discurso inaugural hace unas semanas era una mapuche, y en Ecuador los indígenas botan presidentes. Gracias a la resistencia pudieron lograr esta primera parte de la lucha, que es visibilizar la problemática.

 

¿A qué va?

A que la lucha no ha acabado. Sigue siendo necesaria para terminar de ganar respeto. Pero no nos podemos quedar solo en la resistencia. De hecho, parte del movimiento social indígena se está planteando los protocolos decoloniales, o sea: ¿Cómo nos vamos a sacar de encima la mentalidad occidental? Incluso, ya hay gente pensando en ¿cómo nos vamos a sacar lo decolonial? Hasta ahora son movimientos emancipatorios, libertarios. Pero hay que construir, y ahí convergen cosas tan distintas como los movimientos indígenas, los campesinos y las Eco-Aldeas. ¿Cómo vamos a construir en territorio indígena -vamos a decirlo un poco rimbombantemente- post-decolonial? Y ahí viene lo que se conoce como el Buen Vivir, el Sumak Kawsay, pero convertido en realidad en la comuna, no solamente escrito en un papel. 

 

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Las Danzas de Paz Universal en América Latina 

Las Danzas de Paz Universal (DPU) fueron establecidas por el místico Samuel L. Lewis (1896-1971), después de una larga búsqueda espiritual en diferentes culturas. Las DPU consisten en danzas circulares, preferiblemente en grupos grandes, y meditaciones caminadas, una práctica espiritual en movimiento. A partir de las frases sagradas, las escrituras y la poesía de las diversas tradiciones espirituales de la tierra, las Danzas mezclan canto, música en vivo y movimientos evocadores, uniendo paz e integración. Las DPU funcionan en más de cincuenta países alrededor del planeta, también acá en América Latina. Hay grupos activos en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Perú y Venezuela. En Ecuador actualmente hay dos grupos funcionando, uno en Quito y el otro en Cuenca. – Danzas de Paz Universal

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La comunidad de Atlántida es un ejemplo emblemático del movimiento de las Eco-Aldeas en América Latina. ¿Cómo pudieron ustedes -mayormente de las ciudades con una mentalidad urbana- compaginar con el conflicto armado existente en el departamento Cauca, junto a las comunidades locales campesinas e indígenas? 

Ha sido muy difícil, es muy difícil y seguramente seguirá siendo muy difícil. 

 

¿Qué parte?

Esa compaginación. La gente local tiene un imaginario muy extraño sobre nosotros. Algunas piensan que somos una secta, tomando en cuenta que acá -como ha pasado esta semana- cien personas se tomaron de las manos y cantaron el nombre de Dios en arabe, o sea: ¡Es raro, pues! Otros piensan que somos un centro de rehabilitación para drogadictos. Otros piensan que somos un centro ecológico de reserva natural. Pero que en realidad somos una comunidad porque que la tierra pertenece a todos, eso no cabe en el imaginario de esta región, que es predominantemente campesina. Eso a veces ha sido un poco delicado para mí, porque dicen: Cada Finca tiene un dueño, y el dueño de Atlántida es el Mono. Y como estamos en tierra salvaje -acá ni siquiera entra la policía- pues eso es un poco riesgoso para mi. (Pausa) No ha sido fácil, pero crear una Eco-Aldea tampoco es imposible.

 

¿Cómo crearon el nexo entre la Eco-Aldea Atlántida y las comunidades locales? 

Por ejemplo, una vez al mes hay gente que viene a participar en los temazcales gratuitos. Toman medicina en la maloca, o vienen a un taller o a un curso de los nuestros. Entonces, vienen los campesinos y se encuentran con los indígenas. De hecho, Atlántida se ha convertido precisamente en un punto de encuentro de los actores locales que tienen inquietudes y una sed de algo más. Además, el gobierno local nos ha invitado a ser parte del comité municipal ambiental. Ahí se sientan los diferentes actores del municipio a pensar el futuro ambiental del cantón. 

“El mensaje político principal de este campamento de las Danzas de Paz es la respuesta apropiada, que surge cuando vos respondes frente a la realidad, no desde la agitación, sino desde la sabiduría, desde el centro de tu ser”: Jorge Calero, abril 2022, Colombia. – FOTO: Caro Os

Cuando ustedes llegaron a la zona en el año 2010 todavía había tiroteos entre la guerrilla y el pueblo cercano. ¿Qué es lo que les hizo sobrevivir, dentro de este conflicto armado en el Cauca: la resistencia o la resiliencia?

La resiliencia, porque nosotros no estábamos en oposición a nada. Sino tendríamos que haber tomado posiciones, y si tomábamos posiciones nos hubiésemos convertido en un blanco militar. Entonces, nosotros nunca tomamos posición ni anti-guerrilla ni pro-guerrilla. No apostamos a un posicionamiento político-militar, no nos interesa. Tenemos que mantener una neutralidad por nuestra propia seguridad. Cuando el ejército viene aquí, ha pasado algunas veces, que quieren poner su campamento, les decimos que acá no se pueden quedar. Y si hay que llamar a un Coronel, se llama a un Coronel. Acá no se puede quedar ningún actor armado. Las Eco-Aldeas somos territorios neutrales. 

 

La neutralidad ha sido su estrategia para sobrevivir. ¿Qué les dice a las otras comunidades a lo largo de América Latina que se encuentran expuestas a violencia, por ejemplo por invasores petroleros, mineros y madereros? 

No sirve de nada buscar una receta de aplicación universal. Para cada caso hay una respuesta apropiada. A algunas personas, dentro del colectivo humano en evolución, les corresponde estar con la espada en la mano, porque hay que dar la lucha. A los que su contexto les ha puesto en esta circunstancia, tienen que dar esta lucha, porque es un asunto de dignidad y del rescate mismo de la naturaleza humana.

 

Mahatma Gandhi (1869-1948) y Martin Luther King (1929-1968) propagaron la no-violencia. Usted recién habló de usar la espada si es que es necesario. Entonces, ¿considera legítimo defender el territorio con armas? 

Cómo les voy a decir a los indígenas del Amazonas: Mira, la lucha es la no-violencia porque Gandhi dijo que … ¡No! Ellos están cumpliendo un papel ahí, un papel del levantamiento de la dignidad humana en nombre de todos nosotros. Ahora, yo no estoy en un contexto que me está llamando a eso. Pero si un día me tocase a sacar mi guerrero y levantarme y combatir, seguramente lo haré. (Pausa) El mensaje político principal de este campamento de las Danzas de Paz es la respuesta apropiada, y que surge cuando vos respondes frente a la realidad no desde la agitación sino desde la sabiduría, desde el centro de tu ser. Ahí vas a saber si es momento de levantar el lápiz, la pluma o la espada. O levantar la pala para construir. 

 

Entonces -y volviendo a la analogía de la humanidad como una persona-, ¿se puede decir que hay actores dentro de la historia que se tienen que sacrificar para defender la tierra, para que las siguientes generaciones puedan desarrollar la adultez de la humanidad?

Yo creo que sí. Mira lo que sucede en el cuerpo, ya que estamos hablando de análisis de sistemas complejos: el cuerpo siempre es un buen referente de consulta. Y en el cuerpo hay células individuales que se sacrifican por el todo. Se llaman los leucocitos, conocidos como glóbulos blancos. Ellos dan unas batallas y mueren, y cuando la batalla es dura se convierten en pus. Esos son los cadáveres de los leucocitos que entregaron sus vidas para frenar esa invasión. Entonces, la naturaleza nos muestra que efectivamente es parte del tejido de la vida, que algunos tienen que entregarse, tienen que sacrificarse.

El autor de esta entrevista es parte del grupo de Danzas de la Paz Universal en Quito, Ecuador. 

 

Texto: Romano Paganini

Foto principal: Con raíces en el sufismo, la interpretación de un Zikr, en unas de las noches durante el campamento de Danzas de Paz Universal 2022 en la Eco-Aldea Atlantida, Colombia (Caro Os).

Colaboración: Daniela Beltran

Edición y producción: Martu Lasso & Romano Paganini

Web y Redes Digitales: María Caridad Villacís & Victoria Jaramillo

Perú, Ecuador, Alemania y España: en el campamento de las Danzas de Paz se encuentran personas de varias partes del mundo, tratando de recuperar el espíritu colectivo que muchos no encuentran en su día a día. – FOTO: Caro Os